jueves, 19 de febrero de 2015

APRENDER A DECIR NO


En un zapato viejo
vivía un pájaro triste,
porque no había qué comer,
y mucho menos alpiste.

Se decía: "¿Cómo pues
voy a poder subsistir,
y cómo vine a caer,
donde no hay ni una lombriz?"

Sus alas las cruzaba
y vueltas y vueltas daba,
miraba a la lejanía
y sólo arena encontraba.
"Culpa es de mi novatada.
Todo por querer salir
de aquel nido en que vivía
con mis padres tan feliz.

"¡Porque quería a mi edad
poderme independizar!
Y mírenme cómo estoy
a punto de fracasar."

Y más vueltas daba y daba...
Cuando observó a un caracol
que lento se desplazaba
y junto hasta él llegó.
"¿Será que estaré soñando?
(el pájaro así exclamó).
¿Cómo puede ser que aquí
exista ya un caracol?"

Y respondió el caracol:

"Aunque me veas pequeño
y me mueva despacito,
vengo de la lejanía,
de un mar tranquilo y bonito.

"Me vine  a esta soledad
pues cansado estaba ya
de la hipocresía del mundo,
de sus vicios y maldad.
"Y no pienso regresar.
Viviré aquí de la arena
Y por casa no hay problema:
siempre la cargo sin pena.

"Viviremos bien aquí,
y siempre habrá qué comer,
porque te diré un secreto
que tan sólo yo lo sé:

"En la arena iré escarbando
y profundo llegaré,
ya veras tú, pajarito,
qué comida traeré.
"No tendrás ya que volver
a ese mundo que dejaste.
Porque si vuelves, amigo,
de seguro han de atraparte."

Y diciendo todo esto
en la arena se metió.
Después de un rato apareció
con la araña que arrastró.

Al pájaro la entregó,
diciéndole: "Como ves,
sólo tienes que escarbar
y comida has de tener.
"Existen muchas arañas,
escorpiones y bichitos.
La comida está segura,
aunque estén escondiditos."

Y dijo así el pajarito:

"No importa que abrase el sol
ni que mucha sea la arena,
se acabarán ya mis penas
si está la barriga llena."

Se sentaron luego a hablar
de muchas cositas buenas,
y se olvidaron de todo
recordando sus faenas.


Se quedaron bien dormidos
después de tremenda cena.
El caracol en su concha
y el pajarito en la arena.

Se cuenta que ahora pasan
jugando horas enteras,
y el zapato lo utilizan
de vivienda y alacena.

No se acuerdan ya de nadie,
de nada malo en la Tierra.
Viven felices en mundo
de soledad y de arena.
El pájaro siempre escarba,
su pico busca la cena,
y al caracol se le ve
muy gordo y no tiene penas.

Éste es el cuento, niñitos,
de aquel pájaro novato
que quiso vivir su vida,
y la vivió en un zapato.

Y la de un caracol sufrido,
que buscó la soledad,
porque no encontró en el mundo
nada que fuera verdad.
Pero ustedes, mis niñitos,
la verdad la encontrarán
cuando estén más grandecitos.
¡No!, dirán a la maldad,

a los vicios dirán ¡no!,
nunca mentiras dirán
y su ángel de la guarda
muy contento se hallará.

No tendrán que ir a escarbar
en un desierto de arena,
ni vivir en un zapato
para usarlo de alacena.
Vivirán la vida buena:
estudiando la hallarán,
y diciendo siempre no
cuando encuentren la maldad.

Ese feo personaje
por el mundo siempre va,
pero siempre con el “no”
y estudiando vencerán.

Ahora a dormir, pequeños,
y tendrán en sus sueñitos
el zapato, el caracol, 
y escarbando el pajarito.