Nicolasito entró un día
con disimulo a rebuscar
en la pieza en que había
muchos corotos para jugar.
En una caja cerrada al tiempo
Nicolás empezó a buscar.
El abuelo llegó, y atento
lo fue observando en su trajinar.
Colocándolo en su regazo,
al pequeñín con amor le habló.
Le dijo: "¿Ves este largo lazo?.
Con él jugábamos "Saltador".
Sacó una bola y con aliento
le dijo al niño: "¡No creerás!
Esta canica con gran acierto
a un balín logró un día quebrar."
El niño apenas abrió los ojos
como asombrado, y mucho rió.
El abuelo sacando un trozo
de carro viejo así le contó:
"Éste fue un carro muy poderoso:
Hacía rugir duro su motor.
En las carreras dejó dudosos
a los sports, que eran lo mejor".
El niño atento paraba oreja,
y su abuelito lo acomodó.
De aquella caja con gran terneza
sacando un trompo lo acarició.
"¡Fue una sedita! (empezó diciendo).
Con fina piola lo hacía bailar,
y sus colores iba luciendo
con mucha gracia en su girar".
Dándole el trompo a Nicolasito,
y rebujando unos tenis vio:
"Fueron inicios del futbolito,
allá en mis años de campeón".
Los puso a un lado y con esmero
sacó un trencito del interior.
Y dijo al niño: "Aún está entero.
¡En los juguetes fue sensación!.
"Prendía luces, salía humo
y parecía que usaba carbón.
¡Le hacíamos bulla! Y más de uno
gritó al pito del conductor".
Y así charlando le iba mostrando
las maravillas para volar,
en esos sueños que disfrutando
van los pequeños con ansiedad.
Miró en el fondo de aquella caja,
y su semblante se ensombreció:
Una cauchera, cual bella alhaja
hecha de cuerno de ahí salió.
Y contemplándola tristemente,
al quieto niño se la mostró.
Le dijo: "¡Nunca, tenlo presente,
la uses en aves o mala intención!.
"Aquí la guardo desde pequeño,
como la ves. Es todo un primor.
Un día mi abuelo puso su empeño,
para enseñarme a mi la lección.
"Desde ese entonces está guardada.
Y hoy he creído que es la ocasión
¡para quebrarla! no están en nada
armas como ésta de ejecución".
Bajó el pequeño la vista al suelo,
¡es que tu tren va echando carbón!"
Y el abuelito se sonrió,
porque captó el niño la lección.
con disimulo a rebuscar
en la pieza en que había
muchos corotos para jugar.
En una caja cerrada al tiempo
Nicolás empezó a buscar.
El abuelo llegó, y atento
lo fue observando en su trajinar.
Colocándolo en su regazo,
al pequeñín con amor le habló.
Le dijo: "¿Ves este largo lazo?.
Con él jugábamos "Saltador".
Sacó una bola y con aliento
le dijo al niño: "¡No creerás!
Esta canica con gran acierto
a un balín logró un día quebrar."
El niño apenas abrió los ojos
como asombrado, y mucho rió.
El abuelo sacando un trozo
de carro viejo así le contó:
"Éste fue un carro muy poderoso:
Hacía rugir duro su motor.
En las carreras dejó dudosos
a los sports, que eran lo mejor".
El niño atento paraba oreja,
y su abuelito lo acomodó.
De aquella caja con gran terneza
sacando un trompo lo acarició.
"¡Fue una sedita! (empezó diciendo).
Con fina piola lo hacía bailar,
y sus colores iba luciendo
con mucha gracia en su girar".
Dándole el trompo a Nicolasito,
y rebujando unos tenis vio:
"Fueron inicios del futbolito,
allá en mis años de campeón".
Los puso a un lado y con esmero
sacó un trencito del interior.
Y dijo al niño: "Aún está entero.
¡En los juguetes fue sensación!.
"Prendía luces, salía humo
y parecía que usaba carbón.
¡Le hacíamos bulla! Y más de uno
gritó al pito del conductor".
Y así charlando le iba mostrando
las maravillas para volar,
en esos sueños que disfrutando
van los pequeños con ansiedad.
Miró en el fondo de aquella caja,
y su semblante se ensombreció:
Una cauchera, cual bella alhaja
hecha de cuerno de ahí salió.
Y contemplándola tristemente,
al quieto niño se la mostró.
Le dijo: "¡Nunca, tenlo presente,
la uses en aves o mala intención!.
"Aquí la guardo desde pequeño,
como la ves. Es todo un primor.
Un día mi abuelo puso su empeño,
para enseñarme a mi la lección.
"Desde ese entonces está guardada.
Y hoy he creído que es la ocasión
¡para quebrarla! no están en nada
armas como ésta de ejecución".
Bajó el pequeño la vista al suelo,
dijo el abuelo: "¿Que te pasó?".
Contestó el niño: "No es nada, abuelo,¡es que tu tren va echando carbón!"
Y el abuelito se sonrió,
porque captó el niño la lección.
ME PARESE QUE TODOS LOS CUENTOS SON BONITOS SON LOS MEJORES CUENTOS
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