viernes, 30 de julio de 2010

La cajita de recuerdos

Nicolasito entró un día
con disimulo a rebuscar
en la pieza en que había
muchos corotos para jugar.

En una caja cerrada al tiempo
Nicolás empezó a buscar.
El abuelo llegó, y atento
lo fue observando en su trajinar.

Colocándolo en su regazo,
al pequeñín con amor le habló.
Le dijo: "¿Ves este largo lazo?.
Con él jugábamos "Saltador".

Sacó una bola y con aliento
le dijo al niño: "¡No creerás!
Esta canica con gran acierto
a un balín logró un día quebrar."

El niño apenas abrió los ojos
como asombrado, y mucho rió.
El abuelo sacando un trozo
de carro viejo así le contó:

"Éste fue un carro muy poderoso:
Hacía rugir duro su motor.
En las carreras dejó dudosos
a los sports, que eran lo mejor".

El niño atento paraba oreja,
y su abuelito lo acomodó.
De aquella caja con gran terneza
sacando un trompo lo acarició.

"¡Fue una sedita! (empezó diciendo).
Con fina piola lo hacía bailar,
y sus colores iba luciendo
con mucha gracia en su girar".

Dándole el trompo a Nicolasito,
y rebujando unos tenis vio:
"Fueron inicios del futbolito,
allá en mis años de campeón".

Los puso a un lado y con esmero
sacó un trencito del interior.
Y dijo al niño: "Aún está entero.
¡En los juguetes fue sensación!.

"Prendía luces, salía humo
y parecía que usaba carbón.
¡Le hacíamos bulla! Y más de uno
gritó al pito del conductor".

Y así charlando le iba mostrando
las maravillas para volar,
en esos sueños que disfrutando
van los pequeños con ansiedad.

Miró en el fondo de aquella caja,
y su semblante se ensombreció:
Una cauchera, cual bella alhaja
hecha de cuerno de ahí salió.

Y contemplándola tristemente,
al quieto niño se la mostró.
Le dijo: "¡Nunca, tenlo presente,
la uses en aves o mala intención!.

"Aquí la guardo desde pequeño,
como la ves. Es todo un primor.
Un día mi abuelo puso su empeño,
para enseñarme a mi la lección.

"Desde ese entonces está guardada.
Y hoy he creído que es la ocasión
¡para quebrarla! no están en nada
armas como ésta de ejecución".

Bajó el pequeño la vista al suelo,
dijo el abuelo: "¿Que te pasó?".
Contestó el niño: "No es nada, abuelo,
¡es que tu tren va echando carbón!"

Y el abuelito se sonrió,
porque captó el niño la lección.

1 comentario:

  1. ME PARESE QUE TODOS LOS CUENTOS SON BONITOS SON LOS MEJORES CUENTOS

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